La hoja de coca ha sido importante en la vida de los indígenas en el área andina desde hace cientos de años. Dentro del mundo andino, es un eje articulador en la relación con las deidades ancestrales. Muchas de las decisiones para los habitantes de una comunidad surgen después del acullico (masticado de coca, acompañado con lluxta), la lluxta es un acompañamiento al masticado de coca que se obtiene de la ceniza de tallo de la quinua.
Según los arqueólogos se han encontrado vestigios del origen de la coca en diferentes momentos. Por ejemplo se señala que, “En la región del lago Titicaca también se han encontrado representaciones, aunque más tardías; una consta de dos chuspas de coca dibujado en un cántaro (cerámica incaica) denominado “Urphu” que se usaba para guardar la chicha. Esta pieza, ha sido encontrada en la Isla de la Luna. La otra es la cerámica llamada Huaco-retrato (Chimú), “Representan a un hombre dormido o acostado sobre un bulto, que ostenta en la mano una chuspa de coca”. (Posnansky, Arturo: Tiahuanacu, Vol III-IV, La Paz, 1958; pp. 61-62 y 96-97)”.
La coca por sus aplicaciones medicinales, alimenticias, rituales se constituye en un elemento de uso frecuente en las poblaciones indígenas. Cuando uno visita a alguien en el campo, va con su tari de coca para compartir y dialogar con ellos. Un tari es un pequeño aguayo como en la foto donde se pone la coca y se acompaña con una vasija pequeña de alcohol.
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