Morena, Pasión Andina

jueves, agosto 18

COLONIALIDAD Y VIOLENCIAS COGNITIVAS


"Colonialidad y violencias cognitivas", se constituye en la obra recientemente publicada por el filósofo y economista, Luis Claros. A continuación, un extracto de la misma.


Introducción
1. Prosa colonial, historia y subalternidad
2. La domesticación cognitiva de la insurgencia
3. La construcción estatista de la historia
4. La violencia implícita en el concepto de desarrollo
5. Pensar la izquierda, pensar la democracia
6. Del uso crítico al uso estratégico de la teoría
Bibliografía


INTRODUCCIÓN

El colonialismo y su funcionamiento están en la mira de los debates actuales los cuales se desenvuelven en diferentes campos de acción: las organizaciones sociales, los ámbitos estatales, la academia, etc. En tales debates se perfila una disputa por el sentido histórico de nuestras sociedades. Lo que está en juego es la construcción de prácticas pertinentes a una sociedad que desea salir de las relaciones de subordinación propias de un orden colonial y pretende redefinirse en abierto contraste con lo que identifica como su pasado y presente colonizado. Más allá de la ausencia de consenso sobre los aspectos específicos que definen a la condición colonial, en lo que si hay un acuerdo tácito es en la caracterización general que señala que bajo una sociedad colonial se entrecruzan diversas formas de relacionamiento jerárquico que no pueden reducirse al conflicto clasista. La estructuración de tales relaciones jerárquicas y sus formas de legitimación y reproducción constituyen el tema fundamental de las discusiones sobre la condición colonial.



El conjunto de ensayos que a continuación sometemos a discusión tiene el objetivo de analizar diferentes mecanismos mediante los cuales se legitiman y reproducen relaciones de subordinación propias de una sociedad colonial. Una de las principales formas de funcionamiento del colonialismo consiste en la imposición de un sentido histórico como necesario. Semejante imposición no se opera mediante represiones abiertas, sino que opera mediante sutiles formas de violencia. Desentrañar el funcionamiento de estas formas de violencia implica desnudar los mecanismos mediante los cuales se reproducen relaciones de subordinación a gran escala. Dentro de estas formas de violencia aquellas que se vinculan con la generalización y aceptación de determinadas formas de ver el mundo constituyen quizá la forma más difundida y eficaz gracias a la cual se impone un sentido histórico como necesario, y por tanto, se instituyen ciertas prácticas como legítimas y otras como proscritas. Hemos denominado violencias cognitivas a dichas formas. Su rol fundamental es el de ocultar, silenciar o deslegitimar aquellos momentos en los cuales el sujeto irrumpe como novedad radical ante el orden dominante, su rol fundamental es desterrar la rebelión de los subalternos. En los ensayos que componen este trabajo examinamos el bullicio de estos silenciamientos.



En la medida que el análisis toma como objeto el funcionamiento de las formas en que se establecen determinadas formas de ver y practicar el mundo como necesarias, decimos que tal análisis es epistemológico. Consideramos que el trabajo de la epistemología es equivalente al trabajo de la crítica, entendida ésta como el análisis de las condiciones de posibilidad, las limitaciones y potencialidades de nuestras comprensiones. En este sentido, nuestra tarea es epistemológica ya que indaga sobre las formas en que se estructuran y validan diferentes compresiones sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestras sociedades. Pero debemos enfatizar que nuestra tarea es sobre todo política, pero no debido a que parte de nuestro objeto de estudio se encuentre en el marco de la política o porque hayamos decidido intencionalmente hacer un trabajo político, sino porque toda tarea epistemológica es por definición política. Debemos prevenir que aquí no asumimos la política como aquello que se reduce a las acciones que se mueven en el marco de la estatalidad. Lo político es aquel momento en donde se somete a discusión pública el sentido de la sociedad; en los momentos que esta discusión está ausente lo político permanece como algo meramente latente. A lo que apuntamos es a señalar que toda disputa por la significación del mundo es una lucha política, y la epistemología, en la medida en encuentra su razón de ser en la crítica de las diferentes formas de significar el mundo es parte de la lucha política. Por ello, desde el propio subtítulo de este libro enfatizamos la precedencia de lo político sobre lo epistemológico al mismo tiempo que su profunda relación. La epistemología, al desedimentar y desestabilizar formas petrificadas de ver el mundo devuelve la movilidad e incertidumbre propias del momento político. Pero es la posibilidad de esta desestabilización de lo petrificado propia del momento de lo político lo que torna posible el trabajo de la epistemología. El retorno de la contingencia radical, es decir, el momento en que lo político prima es el momento en el cual la epistemología luce sus mejores fuerzas.


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Rosita Pochi

Waliki