Ayer a medio día llegaron las almas de nuestros seres queridos. Para ello se los espera con una mesa preparada que hoy se la recoge. El 1 de noviembre a medio día llegan y el 2 de noviembre a medio día se van y para ello se hace el alma despacho. Todo lo que se puso en la mesa el primer día se lleva al cementerio. Ahí se vuelve a preparar la mesa con los panes, frutas, dulces, pasancalla y todo lo que se utilizó en la mesa de recepción del alma. Cuando está ya lista la mesa, se van acercando los risiris o rezadores a quienes se les da el nombre o nombres de los antepasados para que rezen para ellos. Si entre los difuntos hay niños entonces se hace un rezo cántico conocido como phulular parte del cual dice "cieloy angela gloriay angela kitis kitantam sarakisristam". A cada uno de los rezadores se les da un plato con lo que se preparó para la mesa.
Yo he colocado mi mesa ayer y hoy fui al cementerio de Villa Santiago I en El Alto. Las familias de acuerdo a sus posibilidades presentan sus mesas grandes o pequeñas. Algunas familias incluso llegaron con sus grupos de alma pinquillo, que es la música que se toca en esta época. Es siempre una fiesta lo que se vive en el cementerio porque se escucha música de varios tipos y las familias hasta bailan.
Fui a hacer rezar, pero ya al salir del cementerio me acerqué al mausoleo de las víctimas de la guerra del gas durante el gobierno del 2003. Allí se encontraba la abuelita y la tía de Ramiro Astilla, un joven de 22 años que perdió la vida en esos luctuosos acontecimientos del 2003. Me pidieron que rezara por el joven Astilla y por otros familiares y después me dieron un plato con panes y lo que tenían preparado.
Estas costumbres rituales de encuentro con los antepasados se repiten desde hace más de 500 años atrás y son siempre momentos de alegría.
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