El 20 de septiembre de 2003 en la localidad de Warisata habían caído las primeras víctimas de lo iría a ser una masacre, un crimen de lesa humanidad contra los pobladores del área rural y de El Alto. Hasta el día de hoy, los responsables de este hecho no han recibido ninguna sanción mientras los heridos y los familiares de los fallecidos claman justicia.
En esa época, la población de El Alto y las áreas rurales habían iniciado una lucha por la defensa del gas y por la nacionalización de los hidrocarburos que se encontraban en manos privadas.
"El Alto de pie, nunca de rodillas"
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