Morena, Pasión Andina

martes, septiembre 9

HACIA LA INCLUSIÓN INDÍGENA




El 5 de septiembre de 1782, la líder indígena Bartolina Sisa, esposa del líder Tupak Katari, por orden de Tadeo Diez de Medina, es sacada del calabozo donde la habían tenido cautiva recibiendo todo tipo de maltratos. En cumplimiento a la sentencia que Diez de Medina había dictado en su contra Bartolina era sacada a la Plaza Mayor por su circunferencia atada a la cola de un caballo y arrastrada hasta el lugar donde se la dejaría colgada hasta su muerte final.


Han transcurrido 226 años de la partida de una valerosa líder indígena, pero como señalaba en su alocución la máxima dirigenta de la Federación de Mujeres Indígenas Originarias Bartolina Sisa, Ximena Leonardo el pasado 5 de septiembre en el acto de recordación a la líder Sisa en la Plaza Murillo, hoy las generaciones de mujeres indígenas mantienen esa fuerza, esa capacidad de lucha, ese coraje e inteligencia para comandar huestes como lo hiciera la joven aymara Bartolina Sisa. Ni duda cabe de ello, pues como nunca se había dado en gestiones de gobierno anteriores, muchas mujeres de origen indígena han podido acceder a espacios de gran importancia en Bolivia. Este es el caso de la actual Ministra de Justicia, Celima Torrico, oriunda de la comunidad quechua Chillijchi, Pocona, provincia Carrasco de Cochabamba. Dotada de la experiencia que le otorgó ser durante aproximadamente 26 años dirigenta sindical, primero como secretaría de actas del club de madres de su comunidad hasta llegar a ser dirigenta departamental y nacional de la federación de campesinas de Bolivia.


De la misma manera, varias mujeres y varones de origen indígena han ido accediendo a las funciones públicas en cargos jerárquicos en ministerios, viceministerios y otras instancias de la administración pública. En cuanto a cargos por elección igualmente se ha incrementado la participación indígena como en el caso del Parlamento tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores. A ello se añade que el año 2007, con el fin de elaborar una nueva carta magna, se eligieron a representantes para la Asamblea Constituyente, instancia a la cual accedieron muchas mujeres y varones de las comunidades de los diferentes pueblos indígenas de este país.


Dentro de la Nueva Constitución Política del Estado elaborada en dicha Asamblea Constituyente y aprobada en Grande, en Detalle y en Revisión se pone de manifiesto derechos que van a la par del desarrollo de la sociedad actual. Ello se expresa en el artículo 11 correspondiente al Sistema de Gobierno que establece, “El Estado adopta para su gobierno la forma democrática participativa, representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres”. Hasta el momento, las disposiciones que están vigentes establecen el 30% como cuota de acceso dentro de los cargos obtenidos por votación para las mujeres en Bolivia. Siendo que la población femenina boliviana es aproximadamente el 51%, el planteamiento de un nivel equitativo de participación y representación en las instancias de decisión, implica un enorme salto cualitativo.


Otro de los aspectos que no mereció una debida atención durante aproximadamente 183 años de vida republicana fue el de la educación sobretodo para la mayoritaria población indígena que según el último censo del año 2001 representa el 63% de la población. En una primera etapa que abarca desde la creación de la república hasta 1905 la educación para el indígena prácticamente no fue considerada. Luego, en la primera década del siglo XX, durante el gobierno liberal se fueron creando escuelas ambulantes y luego núcleos escolares en la áreas rurales, las mismas que al no estar enmarcadas dentro de una política clara dentro de la educación indigenal, generaba mucha confusión. Así, un destacado educador de la época decía, “…la tan alardeada ideología indígena, se la menciona pero nadie la define. No se sabe si se piensa hacer del indio un artesano, un agricultor, un maestro, un renovador de su raza en su mismo medio, o uno que emigre a las ciudades…”. Esta falta de claridad generó que se hicieran varios ensayos educativos, los cuales en vez de promover el acceso a la educación produjeron efectos adversos en las comunidades que se tradujeron en altas tasas de analfabetismo, sobre todo en el caso de las mujeres indígenas.


Para resolver esta situación, el actual gobierno puso en marcha un ambicioso Plan Nacional de Alfabetización que está posibilitando que inclusive personas de la tercera edad en las áreas rurales y urbanas puedan aprender a leer y escribir. Desde el lanzamiento de este programa el 20 de marzo del 2006, ya son alrededor de 224 municipios de los 327 existentes que han sido declarados libres de analfabetismo lo que representa aproximadamente un 79% de la meta que se planteó inicialmente el gobierno. Paralelo a este plan, también se crea un Bono denominado Juancito Pinto, destinado a garantizar que la niñez y adolescencia continúen su formación escolar. Este bono durante una primera gestión estuvo dirigida a escolares de los primeros cinco niveles escolares y luego fue ampliada hasta el octavo nivel de primaria.


Si bien la educación escolar pública es gratuita además de la universitaria, muchos estudiantes no podían continuar sus estudios sobre todo los de áreas rurales. Durante mucho tiempo fueron surgiendo pedidos de las diferentes regiones para contar con universidades o centro de formación técnica que pudieran estar en poblaciones intermedias. Una primera etapa se había planteado como alfabetización, pero en unos de sus mensajes el Presidente de la República de Bolivia, también había manifestado que este proceso debía continuar con otros niveles de formación. Así, con el fin de atender demandas no atendidas en el campo educativo en anteriores gestiones, el pasado mes, el Presidente Evo Morales Ayma, creó tres universidades indígenas en el área aymara, quechua y guaraní, mismas que a la fecha se encuentran en proceso de conformación. Para el efecto, el Ministerio de Educación y Culturas, a través del Viceministerio de Educación Superior y la Dirección General de Universidades publicó la primera convocatoria pública para docentes de universidades indígenas bolivianas. Ello, se constituye en un paso trascendental en la búsqueda de formar a la población juvenil dentro del ámbito industrial, textil, agropecuario e hidrocarburífero, que luego se constituirán en un valioso recurso humano que pueda aportar al desarrollo del país.


Bolivia, vive un enorme proceso de transformaciones tendientes a resolver y a brindar opciones de acceso a la educación y a la participación en espacios de decisión de manera equitativa a varones y mujeres, sobre todo a quienes pertenecen a las mayorías que no fueron consideradas durante los diferentes gobiernos en este país. Al adoptarse la erradicación del analfabetismo como una política del Estado boliviano, a la fecha del porcentaje de avance que existe en el programa de alfabetización, alrededor del 80% han sido mujeres de las áreas rurales y urbanas las beneficiadas. Si bien ésta es una experiencia nacional de puesta en práctica de dos derechos elementales como el derecho a la educación y el derecho a la participación, éstos son y seguirán siendo de permanente actualidad e importancia porque en muchos países actualmente existen altas tasas de analfabetismo que afectan sobre todo a los pueblos indígenas, cuyos integrantes consecuentemente ven reducidas sus opciones para ejercer sus derechos de ciudadanía.


Foto 1. Grupos de mujeres indígenas en inmediaciones del Palacio de Gobierno en la Plaza Murilli, La Paz, Bolivia, en ocasión de realizarse el Acto de Recordación a la líder indígena Bartolina Sisa el 5 de septiembre de 2008.
Foto 2. Vicepresidente de la República de Bolivia en el Acto de Recordación de la líder Bartolína Sisa. En la primera fila se encuentran la Ministra de Justicia, Celima Torrico, la Secretaria General de la Federación de Mujeres Indígenas Originarias, Ximena Leornardo y una dirigenta de la provincia Aroma.

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Rosita Pochi

Waliki