Me encontraba caminando por las principales calles de la conocida y céntrica Ceja de El Alto y al pasar por una de ellas veo una fila de unas cinco jaulas pequeñas. En medio del bullicio de gente, minibuses y vendedoras una voz escondida detrás de una jaula de pajarillos amarillos dice, ¡Suerte... suerte... suerte...! ¡Hágase sacar su suerte...!
Varios curiosos nos acercamos para ver como nos sacamos la suerte. Un ciudadano alteño atraído por la tentadora oferta de saber su suerte se acerca más y ansiosamente se somete al procedimiento del caso.
Cuidadosamente el dueño de los pajarillos toma al más pequeñito y enunciados los conjuros acerca al pajarillo a las palmas y al corazón del momentáneo cliente. Acto seguido vuelve a introducir a la pequeña ave dentro de su multicolor jaulita prosiguiendo con los conjuros para que el pajarillo señale los designios que deparan al esperanzado consultante.
Y bueno, después de una breve pero expectante espera el pajarillo parece señalar el futuro inscrito en un papelito doblado que luego es entregado al ciudadano de esta historia, quien rápidamente lo guarda en su bolsillo lateral para emprender camino seguramente hacia un sitio más privado para leer lo que le dice su suerte.
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